27 de noviembre de 2012

De Lorena la margi, a Loreen

Pues todo comienza un fatídico día de noviembre, exactamente un 20 de noviembre de 2010, en el que por la boca de una de esas personas a las que, yo, Clara Lorena, solía conocer, sale la frase de "Marginada, ¿Que hora es?" Desde ese instante, "Lorena la Margi" ha vagado como alma en pena... Bueno, hasta que un monstruoso 10 de diciembre del mismo año, cuando a sus manos llega el catalogo de juguetes de ese año. Pagina 57: Muñecas y accesorios, que bien recuerdo esto, y hay estaba la imagen que consiguió sacarle una sonrisa en semanas: Monster High. Hay estaban las nuevas muñecas, que parecían que no se venderían esas Navidades. Esa misma tarde, descubrió todo sobre ellas: Eran las hijas de los monstruos, y lo mas importante: Te enseñaban a ser tu misma. No tardo nada en empezar a interesarse por ellas. Ahora era Lorena la margi y friki.


Ya habían pasado meses... Hasta un 15 de abril de 2012. Comienza otra etapa negra, llamada Motes. Acusativos, desmoralizantes, ofensivos,  y tantos otros adjetivos que podían meter a cualquier adolescente en un depresión que le quitase las ganas de vivir, y como cualquier adolescente, se piensa una cosa como "Cortarse las venas" Bueno, cualquiera, menos yo. No niego que llorase, no niego que estuve encerrada en mi cuarto dias... ¿En serio merecia la pena hacer eso por gente que no merecía la pena? No.

Poco a poco, fui siendo consciente de ello, y me fui levantando de ese, como diría la Cuqui, super bajonazo de la muerte, hasta aquel glorioso 1 de mayo, en la que a mis oídos llego: "Euphoria, de Loreen" A parte de esa estupendamente de Euphoria, el nombre de Loreen se me quedo marcado, y justo el día siguiente tuve el valor de decir "Si no me vais a llamar por mi nombre, me llamáis Loreen" A todos les hizo gracia, y desplace un poco esos motes, pero a tan solo unas semanas, pero al menos me quede con ser Loreen.

Pronto Loreen conocería el saber que desentenderse de esas malas influencias llamadas amigos que siempre la han acompañado, solo era la elección mas sabia, ser ella misma, era la opción correcta. Ahora tocaba ser uno mismo, porque ¡Ser diferente mola!

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